Les comentaba en la entrada anterior… Que la Economía no es realmente tan aburrida como nos empeñamos los economistas que parezca. Buena muestra de ello, es el enorme éxito de ventas del nuevo subgénero dentro de la literatura económica que se ha que se ha venido en denominar «economics-made-fun» o Economía Divertida; (título que no nos debe llevar a confundir con tomar a cachondeo la cuestiones económicas o con que los asuntos económicos son graciosos). Siguiendo a Vromen, en uno de los primeros estudios sobre el tema, podemos caracterizar este subgénero por: i) presentar la teoría económica de una forma «light» y accesible, aunque no por ello menos rigurosa y; ii) por mostrar cómo los principios y herramientas de la teoría económica pueden ser utilizados para explicar toda una variedad de temas interesantes y desvelar la cara oculta tras un buen montón de fenómenos sociales.
Como ya hemos mencionado, a tenor de las cifras de ventas, parece que a la gente le gusta esta nueva forma de hablar sobre Economía. Los pioneros en este campo han encontrado un filón; por ejemplo, Levitt y Dubner están explotando al máximo su Best-seller Freakonomics, creando un visitado website, un programa habitual de radio e, incluso, una película. Otros reconocidos trabajos son los de Tim Hardford (El economista camuflado), Tyler Cowen (Discover your inner economist), Dan Ariely (Las trampas del deseo) o Robert Frank (el economista naturalista). Por cierto, es interesante resaltar como aunque hablamos de un mismo género los planteamientos son bien distintos entre los autores; mientras que los dos primeros son fieles a la racionalidad económica convencional del maximizador Homo Oeconomicus; los dos segundos, se manifiestan más críticos con dichos postulados, en la línea de los pioneros estudios psicológicos del premio nobel Daniel Kahneman y Amos Tversky en los que se ponía de manifiesto que los seres humanos no se comportan como seres hiperracionales y maximizadores, sino siguiendo más bien siguiendo patrones de comportamiento que les son suficientes para satisfacer (no maximizar) sus necesidades y deseos. Personalmente, me atrae mucha más este enfoque que el primero, pues presenta un ser humano que es capaz de «tropezar» varias veces en la mis piedra, tomar decisiones erróneas des del punto de vista del análisis coste-beneficio e, incluso, pensar en algo más que su propio interés y egoísmo personal; en definitiva, estudios que tratan de «humanizar» al ser humano y olvidarse del robot que es el Homo Oecnomicus.
En el blog, ya he ido comentado algunos libros (aquí, aquí) o videos (aquí, aquí) dentro de este subgénero, que permite recuperar el placer de leer o informarse sobre la ciencia del intercambio y sus circunstancias.
Baste por el momento con esta pequeña lista por si les interesa divertirse leyendo de Economía y sobre la economía…
Bueno una última recomendación algo más académica aunque peculiarmente científica: me refiero a la metáfora-parábola que fue el famoso y citado artículo Life among the econ de Leijonhufvud.
Pues eso, a divertirse… y olvidarse un poco de los ExpertosEconomistas tan revestidos de autoridad y lugubrez, que no hay quien entienda y que, últimamente, están haciendo el agosto.