Los «austeros» también se equivocan

Esta semana la blogosfera económica ha estado muy entretenida con los errores metodológicos y de cálculo de Reinhart y Rogoff, prestigiosos académicos y autores de un estudio de historia económica que venía a demostrar empíricamente la tesis de la «austeridad expansiva«. Este trabajo se había convertido en uno de los textos sagrados de los tecnócratas adalides de la austeridad… hasta esta semana.
Un nuevo estudio de Thomas Herdon, un estudiante de 28 años, avalado por sus profesores Ash y Polín, ha puesto al descubierto relevantes errores metodológicos y de cálculo en el trabajo de Reinhart y Rogoff, quienes no han tenido más remedio que reconocerlo. Esos sí, manteniendo que los pequeños errores en el cálculo no alteran, en lo sustancial la tesis central del artículo: elevadas deudas públicas se traducen en decrecimientos del PIB. Desde luego como actitud científica no tiene desperdicio. Planteo una hipótesis, la corroboro empíricamente (no dudo de la honestidad científica) y, cuando la demostración se confirma inválida, mantengo la conclusión principal. Ó parafraseando el conocido adagio periodístico: que la realidad no te estropee una buena tesis científica, máxime si encaja en la más pura ortodoxia económica.
No obstante, dado que la realidad se manifiesta tozuda, el «sostenella pero no enmedalla» se complica. El siguiente gráfico del, nada sospechoso, «the economist» parece contradecir la insistencia de Reinhart and Rogoff

Claramente se ve, como por debajo de deudas del 90%, los resultados de uno y otro estudio difieren en las magnitudes, pero no en el sentido del crecimiento; lo relevante ocurre en países con deuda muy elevada. Aquí ambos estudios muestra conclusiones radicalmente diferentes. Y, por el momento, el de Reinhart y Rogoff es el único estudio con errores demostrados. Por tanto, la pretendida generalidad científica de la austeridad expansiva, no se ve avalada por los hechos.
La consecuencia del dislate, no es menor. FMI y UE han articulado toda su estrategia económica anti-recesió, en torno a la verdad científica de la «austeridad». Si ya no es tan verdad, ¿recapacitarán nuestros «econocratas» y corregirán el rumbo? Me temo que no. Y eso, a pesar de que desde dentro del FMI ya se cuestionó a principios de año los efectos positivos de la austeridad, reconociendo que en sus estudios podrían haber subestimado el efecto de los multiplicadores fiscales y, por tanto, el impacto de la reducción del gasto público sobre la economía. Es cierto, que desde el FMI y la UE algunas voces reclaman más tiempo y menos austeridad para los ajustes pero, por el momento, desde Alemania no se afloja la cuerda.
Ya comenté en una entrada anterior que lo de la «austeridad expansiva» me sonaba a «Oxímoron poético». Una política austera, podrá ser beneficiosa (tengo mis dudas que siempre y en cualquier circunstancia) pero expansiva, lo que se dice expansiva nunca podrá ser. Mantener esta idea, no implica defender el gasto y el despilfarro, simplemente reconocer que a base de recortes exclusivamente no se puede crecer. La ciencia no lo avala (por el momento) y la realidad lo confirma.