Cuerpo, desórdenes y democracia
Matadero Madrid. Nave 16. Entrada libre.
9 al 12 de marzo 2017
Los desórdenes de la democracia señalan momentos de intensidad, fases de cambio en las que se juega una disolución paulatina o una nueva refundación. Los desórdenes pueden ser de un signo u otro: tanto maneras de forzar las instituciones para fabricar una democracia criminal, como revueltas y movilizaciones que ensanchan los límites establecidos y reclaman una participación mayor. Son sacudidas que derrumban jerarquías petrificadas, o que producen monstruos. Entre el 9 y el 12 de marzo este seminario trata de estudiar y proponer prácticas desordenadas de los que no tienen derecho a gobernar, de los cuerpos que fabrican un movimiento político impuro con la potencia de desestabilizar los límites entre público y privado, político y social, entre otros muchos. Las prácticas y casos con los que trabajaremos en el seminario abarcan desde los más obvios y visibles, como las batallas en las calles o la violencia ejercida sobre el lenguaje, hasta los más invisibles y sutiles, como intimidades entre cuerpos, filtraciones e intervenciones en la esfera pública o transustanciaciones de bienes privados hacia el bien común. Para que el demos abandone el estado estático de concepto representativo y recupere su condición orgánica de vector (para que pase de materia a proceso), resulta imprescindible el desorden: moverlo y ubicarlo en otro lugar, hacerle experimentar una sacudida. ¿Cómo hacer para superar la paradoja que encierra la necesidad complementaria y a la vez mutuamente excluyente de movimiento libre y de arraigo al lugar? Para que esta operación tan arriesgada resulte satisfactoria ese lugar debe superponerse con el propio movimiento. Los cuerpos son el mejor lugar posible que permite esta operación de movilización con ciertas garantías, porque su condición habitual es precisamente esa: basta con observar la propia carnalidad del demos, atender a su composición múltiple y escuchar sus voces. La democracia hoy toma un carácter de utopía en la mayor parte del mundo, cuando el capitalismo posfordista desintegra las instituciones políticas y vacía de sentido muchas formas de organización social. Se trata en el seminario, finalmente, de hacernos cargo al menos parcialmente de la manera en que nuestros cuerpos, con sus deseos, hábitos y entrenamientos son capaces (o no) de sostener una democracia frágil, que no está garantizada por ninguna forma institucional. ¿O serán nuestros cuerpos las que la rompan en pedazos?