Leyla Dunia. 2016.
Leyla Dunia.: La Situación (1) comenzó en octubre de 1992 a partir de las discusiones de un grupo de profesores de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca ¿Cómo surgió la idea para organizar el encuentro?
Simeón Saiz Ruiz: Es muy difícil recordar con precisión pues 23 años es mucho tiempo atrás, tengo algunas imágenes fijas, pero recordar el todo es difícil. Lo cierto es que en aquel entonces la Facultad era un lugar muy activo, en el cual se buscaba hacer todo tipo de actividades paralelas a la labor docente. Éramos un grupo pequeño y prácticamente todo lo que se hacía era en común, había una gran implicación de los estudiantes y de los profesores en todas las actividades. En esa línea también surgió la idea de hacer La Situación, que se aprovechó de ese clima de relaciones interpersonales muy estrechas. La escena artística era muy diferente a la de ahora, casi todo el mundo se conocía, quizás no íntimamente, pero si personalmente.
L.D.: Tanto La Situación (1) organizada en 1993 como la organiza para 2016, se preguntan acerca del panorama artístico actual; en el caso de 1993 la reflexión estaba delimitada al contexto español ¿cuál era la situación del arte en 1993 cuando España atravesaba la peor recesión económica que había vivido hasta la fecha?
S.S.R.: La precariedad no era la que hay ahora en el mundo del arte, me parece más aguda en el presente. Habían sucedido períodos de estabilidad económica en España, de cierto crecimiento. No es que quiera decir que yo me sentí muy beneficiado económicamente por esas situaciones, pero había actividad, surgían exposiciones y
1 Réquiem para Walter Benjamin, citado por Suely Rolnik en la conferencia ‘Furor de Archivo’ impartida en el Hemispheric Institute of performance and politics.
‘La tarea que nos cabe en el presente es revolver en el pasado los futuros enterrados’1
como artista joven por aquellos años, tenía asumido que mi destino era el de la precariedad. Por otro lado, en el 92 la crisis dentro del mundo del arte estuvo tapada por la Exposición Universal de Sevilla, al menos así lo percibí yo, pues justo ese año estuve trabajando en el Pabellón de Andalucía, la actividad continuaba, entonces viví esa crisis con una perspectiva muy distinta a la que he tenido ahora, cuando ha habido una parálisis de la actividad que lleva durando tantos años, y cuando a mi edad ya no puedo resignarme a trabajar en la precariedad.
L.D.: ¿Cuál era el estado de la enseñanza artística en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca en aquel momento?
S.S.R.: La Facultad se abrió en el año 1986, en 1993 aún no había cumplido su primera década y la mayoría de los profesores éramos asociados sin una carrera universitaria. El futuro dentro de la universidad era demasiado incierto y vivíamos en el momento, teníamos algo en nuestras manos que quizás mañana no, entonces muchos estábamos poniendo todo el empeño en ese momento. Los alumnos entonces estaban muy implicados, los primeros años de clases todo el mundo estaba hablando de las obras de sus compañeros, había presentación de obras y asistían todos, y los que no participaban si les pinchabas un par de veces los conseguías hacer hablar, ciertamente los cursos funcionaban como grupos muy interrelacionados entre ellos.
L.D.: ¿Qué significó este encuentro para las escena artística española y para los estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca?
S.S.R.: Es difícil saber la repercusión, vivimos en un país que le gusta mucho olvidar o al menos no recordar, también mirar lo que hacen otros. Lo cierto es que todos los que estuvieron en La Situación se acuerdan de ello, no lo han olvidado. Esa permanencia en la memoria de los artistas dice algo.
L.D.: Una de las características esenciales del encuentro era y sigue siendo, privilegiar la voz de los artistas y fomentar el encuentro y debate entre ellos; 23 años después sigue siendo necesario –casi urgente- hacer un esfuerzo adicional para eliminar la mediación y darles la palabra ¿Por qué crees que el planteamiento sigue tan vigente?
S.S.R.: Yo creo que es urgente porque la figura del artista ha perdido mucho protagonismo dentro del mundo del arte, francamente hablando nunca lo ha tenido. Había entonces una fachada donde parecía proyectarse lo que hacían los artistas, pero luego resulta que todo iba sobre lo que los mediadores hacen con el trabajo de los artistas. No hay tantos foros en los cuales los artistas pueden discutir sobre las cosas que les resultan vitales, yo creo que por eso si que es urgente y necesario. Lo extraño es que no se organicen encuentros de este tipo más frecuentemente en otros ámbitos.
L.D.: De las jornadas del 23-26 abril de 1993 llevadas a cabo en la Iglesia de San Miguel ¿qué recuerdas con más intensidad?
S.S.R.: Las cosas que más recuerdo de La Situación es que algunos profesores nos implicamos mucho en la parte expositiva e hicimos proyectos especiales, yo en concreto hice uno al cual le guardo bastante cariño. Consistió en una performance de lectura en la biblioteca, casi la única que he hecho en mi vida. Acondicioné lo que entonces era la biblioteca propia de la Facultad de Bellas Artes que teníamos en el otro edificio. Era una sala grande, típica biblioteca con estanterías alrededor, en donde coloqué una obra de Gonzalo Puch, que era uno de mis compañeros, una especia de mesa-escultura, había también una vitrina donde coloqué literatura china de la época de Mao que encontré en una librería de Madrid y colgué unos cuadros negros de tela arrugada de Gonzalo Cao, cuatro grandes cuadros. Yo estuve leyendo 4 h sin parar libros de la biblioteca y esa lectura se retransmitió por la radio de la clase del profesor José Antonio Sarmiento. Yo cogía un libro de la biblioteca, leía una frase, lo dejaba en su estante, cogía el siguiente, volvía a la mesa, leía otra frase al azar delante del micrófono, y así 4 horas sin parar. Fue muy intenso e interesante para mi. Gonzalo Cao también hizo una performance, yo no pude estar sólo vi el registro. Según entiendo algunos alumnos, los invitados y Gonzalo se fueron por el campo a montar una suerte de campamento.
L.D.: En el 2008 inició una crisis global tras la caída del banco Lehman Brothers en Estados Unidos, para España también significó el final de la segunda burbuja inmobiliaria, la crisis bancaria, el aumento del desempleo; estamos en el medio de una crisis migratoria crítica, la guerra en el medio Oriente. El encuentro La Situación de 2016 apunta a una reflexión sobre el estado de excepción permanente y la situación de precariedad como lo cotidiano ¿qué piensas que podemos hacer desde el arte?
S.S.R.: Creo que precisamente es lo que estamos intentando determinar, como ciudadano puedes hacer muy poco. Realmente esa voz que promete la democracia a la gente resulta que no existe y los políticos únicamente están interesados en mantener sus partidos y tener sus escaños, pero no van a transmitir la voluntad de la gente sino en casos extremos y ahí donde no dañe sus intereses. A veces podemos quizás sentir una dosis de optimismo como con el 15M, pero luego te das cuenta de que esos movimientos que surgen acaban constituyéndose como partidos políticos de poder y engranándose en ese sistema, para acabar siendo uno más de la estructura. Quizás como artistas podemos señalar aquellos puntos en los que pensamos que no se puede bajar la guardia.
L.D.: ¿Crees que el arte pueda afectar de alguna forma el contexto político?
S.S.R.: La influencia del arte en el contexto político es mínima, recuerdo una entrevista que le hicieron a Muntadas en el periódico El País, Muntadas es uno de los pocos artistas en España que tiene un currículo que puede denominarse político, una etiqueta que por otro lado él nunca ha aceptado. En esa entrevista, él decía que las cosas se cambian con los votos y las leyes que se hacen en el parlamento, pero que el artista no
puede cambiar nada, esto es una postura que mucha gente mantiene y curiosamente gente cuyo trabajo puedes identificar como combativo en ese sentido. Por mi parte, creo que participas en la creación de un clima, que posteriormente es lo que va cambiando las ideas de la gente, que no cambian de un día para otro, y además se producen por razones que uno mismo desconoce, simplemente conversaciones que ha tenido, pensamientos que han sido suscitados, cosas que ha visto. La gente no se queda fija en un punto, va transformándose, y quizás uno puede incidir en ese proceso intentando defender un tipo de ideas frente a otras.
L.D.: He entrevistado diferentes personas con puntos de vista y posturas políticas distintas, también opiniones diversas sobre el lugar de la política en el arte y el arte en la política, alguien comparaba el trabajo del artista con el del periodista cuando reseñan el mismo suceso, qué opinas tú de esto…
S.S.R.: La labor del artista es muy diferente, primero la forma de trabajar, a mi pintar un cuadro me puede llevar mucho tiempo, quizás más de un año, por otro lado mi trabajo depende del periodista porque dependo de lo que me cuenta, yo no veo las bombas cayendo en Alepo, dependo de la información que éste me proporciona y cómo me lo cuentan diferentes medios de información.
L.D.: Además de incorporar otro ámbito de sensibilidad o una poética distinta
S.S.R.: No solamente es una cuestión de poética y de estética pues el periodismo también las tiene en otro sentido, lo esencial tiene que ver con el ámbito de influencia y los ritmos de contemplación. Lees el periódico a una velocidad semejante a la que se producen las noticias, no digamos ya la televisión, cuando un espectador decide adentrarse en una galería sabe que el producto que va a contemplar no es de rápido consumo por así decirlo, que funciona por otros canales mentales diferentes. Luego, por otra parte, todo el mundo es digno de hacer lo que quiera en este ámbito de las artes, pero también hay que tener en cuenta que cuando decimos arte no estamos nombrando una unidad clara e indivisa, hay artistas de derechas y de izquierdas, siempre los ha habido, con ideas políticas muy diferentes, que a veces se manifiestan en su obra y a veces no, cuando se manifiestan lo hacen directamente o indirectamente. Con muchos artistas no vas a estar de acuerdo, no quiero decir a nivel personal, sino con las obras, no solamente a nivel estético sino también de contenido y por mucho que puedas respetar que cada quien haga lo que quiera, al final y a medida que van pasando los años hay secciones completas del mundo del arte que van perdiendo su interés para uno en lo personal, y eso también es legítimo me parece a mi.
L.D.: En una conferencia que vi el otro día Suely Rolnik habla de lo macropolítico y lo micropolítico, lo macropolítico como el contexto y las cosas que podemos nombrar así como las significaciones que surgen en esas relaciones, y lo micropolítico como lo inefable, aquello que no podemos nombrar. Decía que entre esas dos cosas se genera un espacio de sensibilidad para la creación. Menciona por ejemplo las obras hechas
durante la década de los 60 y 70 durante las dictaduras latinoamericanas, podríamos decir que esas obras son documentos más visibles de la época ¿eso es suficiente para que sea arte?
S.S.R.: Claire Bishop tiene un artículo en Artforum sobre esta corriente del arte relacional, y es un poco lo que argumentaba ella también, que no por ser arte relacional significa que es bueno, habrá que juzgar obra por obra, en ciertos ámbitos se daba por supuesto que al hacer cierto tipo de cosas automáticamente le otorgaba valor. No todo vale en ningún sitio, siempre hay cosas mejores y otras peores.
L.D.: El subtítulo de La Situación 2016 es ‘Arte por venir’, en tu opinión ¿qué podemos avistar en el horizonte?
S.S.R.: Lo que está por venir es seguro que no lo sabemos por mucho que queramos. Quizás lo que está más claro es que hoy en día no tiene mucho sentido un tipo de arte autocomplaciente consigo mismo, ni por otro lado la postura semejante de los que solo buscan un placer estético. De lo que se está haciendo ahora hay muchas cosas que me interesan, pero a diferencia de los tiempos de la primera Situación, cuando dominaba el neo-expresionismo, aunque ya se habían perdido los ismos, ahora la escena es completamente diferente y cuesta trabajo encontrar artistas que puedan encasillar sus gustos. A veces te interesa una pieza concreta de un artista pero no toda su producción, podrían ser aquellas cosas que te hacen pensar en algo de otra forma. Este es el horizonte que vislumbro, un mundo donde necesitaremos elegir nosotros mismos los platos porque cada vez será más difícil encontrarte satisfecho con los menús ya confeccionados. La dificultad estará en como compaginar en todos los niveles de la vida este individualismo extremo con la necesidad ineludible de defender valores y modos de vida en común.
