La Rendija. 2016.
Texto de Sor Juana Inés de la Cruz
- Religión / Eco Nara Pech
- Celo / Naturaleza Humana Liliana HeSant
- Occidente / Gentilidad / Narciso Nicté Valdés
- América / Sinagoga / La Gracia Gina Martínez
- Huestes / Amor Propio Sasil Sánchez
- Huestes / Soberbia Patricia Pérez
- Ficha Técnica
- Escenografía e iluminación Óscar Urrutia Lazo
- Música original Víctor Celis, Erik Baqueiro y Manuel Estrella
- Video en escena Omar Said Charruf
- Foto en escena Pepe Molina y Andrea Córdoba
- Asistente de dirección Valeria Florián
- Coordinación técnica Virginia Rodríguez
- Diseño gráfico Eduardo Barrera / Viridiana Sarmiento
- Foto de escena José Jorge Carreón y Kigra
- Video de escena Alejandro Atocha
- Asesor de verso Margarita González
- Asesoría literaria y musical Eduardo Contreras Soto
- Taller de canto Cristina Woodward
- Taller de danza Leonor Medina y Verónica Santiago
- Taller de son jarocho Yara Vargas
- Diseño de vestuario Raquel Araujo y Elena Martínez Bólio
- Realización de vestuario Víctor Franco, Mildre Ojeda, Erik Soto, Martín Vidales y Elena Martínez Bólio
- Escenografía y utilería Óscar Urrutia, Pepperino Oligor, Erik Soto, Martín Vidales, Dionisio Martínez y Diana María
- Producción Óscar Urrutia y Raquel Araujo
- Estudio de grabación Lázaro González
- Músicos
- Jarana Jesús Esparza “Capi”
- Jarana Óscar Arano
- Quijada de burro Yara Vargas
- Clavecín Cristopher Canché
- Cello Iván Machuca
- Guitarra Víctor Celis
- Movimiento sonoro Manuel Estrella
- Agradecimientos Luis de Tavira, Humberto Chávez Mayol, Arturo Nava, Juan Meliá, 37MNT.
- Proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del programa “México en escena”

La Loa y el Auto Sacramental El Divino Narciso, escritos por Sor Juana Inés de la Cruz, son representados por La Rendija como un Juego Áureo, una profanación que revela el encuentro de las ideas de mujeres mexicanas del siglo XXI con una mujer excepcional del siglo XVII en la Nueva España.
Al inicio se presenta la Loa como una revisión crítica de la conquista. América y Occidente bailan y cantan al Dios de las Semillas, el señor Huitzilopochtli, aquel que recibe la sangre más fina. La Religión y el Celo les declaran la guerra por su paganía. Para evangelizarlos, la Religión pide representar el Auto de El Divino Narciso.
En el Auto, la Naturaleza Humana, quien representa al ser humano,en una “selva, que es mundo”, busca la redención en la persona de Narciso, pero Eco, ángel réprobo, los tienta y seduce. ¿Es acaso Eco el pensamiento de Sor Juana, con el Amor Propio y la Soberbia al hombro?
La inteligencia y el ingenio de Sor Juana se revelan en el arte de la métrica, ritmo y palabra, simetría de espejos en el que las ideas atienden una complejidad poética de la que emerge, resplandeciente, la vigencia de sus textos. La catástrofe se cierne sobre nuestro país empapado de sangre ¿qué mayor diluvio, Babel e impiedad podremos seguir resistiendo?
