“Dos errores: Tomarse todo al pie de la letra y tomarse todo al pie del espíritu”

“¿En qué lugar situaría usted al profesor en la escuela actual, habida cuenta de que es radicalmente diferente de la que había en la década de los setenta, con problemas como el de la masificación y la extensión educativa para todos? ¿Cuál sería, en nuestros días, la función del profesor?”, le pregunta Cécile Ladjali, una joven profesora de secundaria de literatura en un colegio de un suburbio parisino, a George Steiner, erudito de renombre internacional, profesor en Cambridge, Harvard y Ginebra y él responde:

“Una especie de mártir, sin duda alguna, puesto que hay dificultades, malos ratos, depresiones. En Inglaterra, hay muchos suicidios entre los profesores. No es broma. (…) Siempre digo a mis alumnos: «Uno no transige con sus pasiones. Las cosas que voy a tratar de presentarles son las que más me gustan. No veo necesidad de justificarlas». (…) Si un estudiante percibe que uno está un poco loco, poseído de alguna manera por aquello que enseña, es un primer paso. Quizá no esté de acuerdo; a lo peor, se burla; pero escuchará: se trata del milagroso instante en que comienza a establecerse el diálogo con una pasión”.

Esta parte del diálogo que mantienen en el maravilloso libro coescrito por ambos: “Elogio de la transmisión. Maestro y alumno” (Ediciones Siruela), me ha servido para reflexionar sobre dónde me gustaría llegar como maestro, sobre la puesta en práctica de una pedagogía de la exigencia, sobre la satisfacción de enseñar y de recibir, sobre qué hacer para que mis futuros alumnos sean capaces de pensar por sí mismos y vivan fuera de la amnesia muchas veces programada por el propio sistema educativo.

Hace pocos días leí un artículo titulado: “La autoridad de los profesores no llegará como resultado de una ley” (Diario“El País”-23/11/2009) en el cual el periodista Antonio Jiménez Barca entrevista a Andreas Schleicher, Coordinador de los Informes Pisa y Talis de la OCDE. Al leer el titular me detuve y pensé: ¿cómo que no?, pero al finalizar su lectura, el titular ya para mí tenía otro sentido: Parte de la autoridad del profesor vendrá por vía legislativa (algunas Comunidades Autónomas y el propio Ministerio de Educación están sondeando a la opinión pública e incluso iniciando proyectos legislativos) pero qué ocurre con la “autoridad moral”, ésta vendrá del compromiso asumido por todos y no de forma directa por medio de una norma, aquí en este punto es donde quiero remarcar lo que decía Steiner sobre la pasión por enseñar. Dejando al lado la ideología del periódico y no valorando en sí mismo el artículo en un intento de ser lo más neutral posible, me quedo con un comentario de un alumno a este artículo: “Hace dos años que terminé el instituto y tengo que decir que recuerdo como mis mejores profesores a dos, me gustaban porque ponían pasión al explicar, porque se notaba que disfrutaban al enseñar y eso hace disfrutar al alumno. Además de eso, eran exigentes pero sin ser autoritarios”.

Es necesario estar agradecido a todos mis maestros porque de todos he aprendido, de algunos incluso lo que nunca haré como docente y a otros les debo lo que soy, es más, lo que llegaré a ser. Ser maestro requiere una vocación de entrega, amabilidad, honradez, trabajo,… y esto puede ser agotador y decepcionante y crearnos una profunda acritud pero merecerá la pena “encontrarse con un alumno mucho más capaz que uno mismo, que llegará mucho más lejos, y que quizás llegue a crear una obra que futuros profesores enseñarán”.

Marcos Fernando de la Cruz Braojos
3º Magisterio (Lenguas Extranjeras)

¿USAMOS BIEN LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EL AULA?

En mi corta experiencia he podido comprobar que el uso de las nuevas tecnologías realizado en el aula es muy superficial, supeditado únicamente al uso de aplicaciones educativas muy específicas para tratar algunos de los contenidos del programa o a llevar a los alumnos al aula Althia durante algunas horas a la semana en las que se continúa el trabajo de clase pero con el ordenador. En definitiva, creo que salvo excepciones, en la mayoría de intervenciones educativas en las que se utilizan las nuevas tecnologías se hace de forma muy poco integrada con los aprendizajes. Además, otro punto negativo es la poca variedad en las herramientas utilizadas, usando solamente el ordenador.

La experiencia que os quiero presentar hoy es totalmente diferente, ya que integra las nuevas tecnologías como una herramienta más dentro del aula y las combina perfectamente con objetivos y contenidos de ámbito técnico (conocimientos y desarrollo del lenguaje, técnicas cinematográficas, herramientas informáticas, etc.), así como de ámbito emocional (creatividad, capacidad de reflexión y crítica, superación personal, etc.).

Se trata de un proyecto que se realiza con éxito desde hace 8 años en el IES Miguel de Servet de Zaragoza con alumnos de diversificación. Estos alumnos cuando llegan a sus clases tienen problemas de integración, baja autoestima, falta de motivación y problemas de comunicación, pero gracias a este proyecto consiguen superar estos problemas y trabajan como un grupo organizado.

El proyecto consiste en la realización de un cortometraje que se enmarca dentro del programa educativo “Cine y Salud” del Gobierno de Aragón. Hasta ahora se han tratado temas como la drogodependencia, la alimentación, el racismo o, como este año, la igualdad de género.

El trabajo comienza con una lluvia de ideas con el fin de obtener el argumento y el título, para posteriormente crear el guión. Esta es la parte del programa dedicada al ámbito socio-lingüístico que se integra a la perfección con el uso de las nuevas tecnologías. Una vez definido el guión se elaboran las escenas y la música. Este año han decidido hacer un corto de animación acompañado por música rap, creando ellos mismos las letras y la música. Está compuesto por unos 1.500 dibujos que realizaron a través de Tablets PC y, para crear la canción, utilizaron un programa de mezclas en el que iban buscando ritmos que se adaptasen a las distintas estrofas.

Un punto esencial para llevar a cabo este proyecto es la organización. La agrupación de los alumnos es muy variada y dependerá del tipo de tarea a realizar, pudiendo ser tres o cuatro grupos pequeños que posteriormente exponen sus resultados al resto de compañeros, mientras que otras veces se juntan todos en el mismo aula para poner en común sus ideas. El reparto de tareas se realiza democráticamente, tanto las principales: guión (del videoclip y del rap), dibujos, montaje, música, storyboard, coreografía y producción; como las secundarias: manejar la jirafa del sonido, la cámara, asistentes de los actores, etc., procurando que todo el mundo participe y asuma alguna responsabilidad.

Este es el resultado del cortometraje de este año: “Igual que tú”.

Este gran trabajo llevado a cabo por los alumnos y profesores del IES Miguel de Servet de Zaragoza se ha visto recompensado con diversos premios a nivel nacional e internacional, lo que ha permitido que algunos alumnos viajen a lugares como Viena para presentar el corto.

En definitiva, creo que después de pasar por estas clases los alumnos de diversificación estarán mucho más motivados y habrán realizado aprendizajes muy significativos basados en una experiencia única.

Mas información en:
http://servetustv.blogspot.com/ (Proceso de realización del cortometraje)
http://iesmseza.educa.aragon.es/webcortos/ (Información sobre el proyecto)

ISRAEL SOLIS SOLIS

PENSAR LA EDUCACIÓN

Afirmaba Paulo Freire que estamos demasiado instalados en la pedagogía de la respuesta y que sería importante recuperar la pedagogía de la pregunta. Obsesionados por “responder” -a veces incluso a cuestiones ni siquiera formuladas- nos olvidamos de “preguntar” y de preguntarnos. Esa pulsión hacia la respuesta, en definitiva hacia el “enseñar”, constituye la principal seña de identidad de muchos docentes (y, sin duda, de la mayoría de quienes nos preparamos para serlo).

Por eso me gustaría formular algunas preguntas. Las mismas a las que doy vueltas en la cabeza con cierta frecuencia. Se refieren a la propia esencia de la educación, asunto sobre el que me parece no solemos reflexionar muy a menudo. Porque, más allá de las definiciones oficiales que podemos encontrar en los libros de pedagogía, yo, que tengo ilusión por dedicarme algún día a este trabajo, debo darme una respuesta personal respecto a lo que para mí significa el hecho de educar, ya que de esa respuesta va a depender el “anclaje”, el posicionamiento profundo que va a dar sentido a toda mi labor y que, de forma más o menos explícita, va a condicionar mi práctica educativa.

Y empiezo con las preguntas। La educación ¿debe ocuparse más bien de la transmisión de contenidos –ya sean científico-técnicos, socio-culturales, actitudinales, etcétera- o de la creación de nuevos esquemas de conocimiento y relación? Dicho de otra manera: ¿debemos ocuparnos en educar para el mundo que tenemos o más bien en preparar a las nuevas generaciones para que puedan llegar a construir el mundo que queremos? Yo creo que, de acuerdo con la prioridad que establezcamos (la cual, obviamente, tendrá también que ver con nuestros planteamientos ideológicos y vitales, y hasta con nuestro propio substrato biológico y temperamental) será más o menos previsible nuestra orientación profesional. Porque supongo que estaremos todos de acuerdo en que la “neutralidad” y la “equidistancia”, que pueden traducirse en la mera aplicación de recursos técnicos y de estrategias metodológicas que buscan incrementar ciertas capacidades de los alumnos, son, además de imposibles de hecho, claramente inhumanas y aberrantes. Todos pensamos, nos posicionamos y sentimos de tal o cual manera… Y si no es así, ¡mal asunto!; porque sería como dar por hecho que más que personas somos piedras u objetos insensibles. El gran psicólogo humanista Carl Rogers, en su libro “El proceso de convertirse en persona” -obra que debería ser de obligada lectura para todos los docentes- defiende que la autenticidad, el mostrarnos ante los niños tal como somos, el entablar con ellos una relación de empatía y aceptación, de profundo respeto a lo que el otro es ya en el momento de la interacción (y no sólo a lo que puede llegar a ser o a lo que nosotros queremos que sea) es la condición indispensable para conseguir ese clima de seguridad y confianza que permitirá el aprendizaje y el crecimiento personal de nuestros alumnos; y también nuestro propio crecimiento en la medida que nos implicamos en esa relación.

Desde luego yo estoy convencida de que la educación debe dirigirse a un horizonte utópico (teniendo en cuenta que utopía es “lo que aún no existe”, pero puede llegar a existir, pues no es imposible), horizonte que ha sido vislumbrado por los grandes pensadores de la humanidad en diferentes épocas y que, sin entrar en más detalles, se configura en torno a los ideales de libertad, justicia y fraternidad de los seres humanos entre sí y con su medio, es decir, con los demás seres vivos e inertes que pueblan nuestro mundo. Es claro que aún estamos muy lejos de alcanzar esos ideales; pero yo creo que nadie, y menos un educador o educadora, debería renunciar a ellos si quiere ostentar dignamente ese título. Además las leyes y normas de carácter general (Declaración Universal de Derechos Humanos y otros tratados internacionales, nuestra propia Constitución, etcétera) y las específicas en lo que se refiere a la educación (LOE y otras leyes educativas autonómicas) también se asientan, al menos en teoría o en “la letra”, sobre esos principios… ¡que tal vez siguen siendo teóricos porque no terminamos de creérnoslos seriamente!

Como es palpable que el mundo marcha por unos derroteros donde la violencia, los abusos de todo tipo de unos hombres o unos pueblos sobre otros, los daños a un medio que tendría que garantizar la vida de los que vienen detrás de nosotros, y un largo etcétera de desdichas siguen siendo por desgracia tan habituales, yo no tengo más remedio que preguntarme: ¿Puede mi trabajo quedarse en lo meramente “profesional” o debe avanzar hacia un compromiso más global? Y si así fuera, ¿tengo derecho a poner mis metas pedagógicas en lo que aún no es, sabiendo que ello puede crear un cierto conflicto con la realidad tal como es? Dicho de otra forma: ¿ayudamos a que crezcan seres adaptados a lo que hay, renunciando a los intentos de avanzar hacia un mundo como debería ser; o asumimos el riesgo de crear seres en alguna medida inadaptados con la esperanza de que esa inadaptación pueda ir provocando los cambios que deseamos? No es un juego de palabras sino una cuestión a mi juicio muy seria. Intentaré ilustrarla con un ejemplo: continuamente oímos a nuestro alrededor que las naciones, las empresas, incluso las personas, deben ser competitivas en sus relaciones comerciales, profesionales o sociales. Cuando los padres intentan presionar a los docentes para que sus hijos obtengan buenos rendimientos académicos (incluso a costa de principios educativos tan importantes como la integración o la inclusividad) están respondiendo, en realidad, a ese mensaje, a esa exigencia de competitividad. Sin embargo en nuestros currículos escolares se recogen y defienden continuamente los valores de la cooperación y la solidaridad. ¿En qué quedamos? ¿Cuál debe ser nuestro criterio y en qué sentido debemos dirigir nuestros esfuerzos como educadores?

Muchos otros ejemplos podrían concretar este conflicto entre el ser y el debe ser; conflicto que ojalá suscite muchas preguntas a los educadores actuales y futuros। Unas preguntas a las que todos y todas deberíamos ir encontrando respuestas। Yo personalmente así lo intento… Pero creo que no estaría de más plantearlas y debatirlas a nivel más colectivo o institucional, porque la esencia del propio hecho educativo y de nuestra labor como docentes puede estarse jugando en ellas.

Mª Carmen González Nieto (3º Educación Infantil)

Recensión sobre el artículo del Dr. Pere Marqués Graells, 2001 IDEAS PARA APROVECHAR EL CIBERESPACIO EN EDUCACIÓN.

Recuerdo cuando en el Colegio, el profesor nos mandaba hacer trabajos en grupo sobre algún tema de la asignatura. ¡Qué odisea!

Teníamos que quedar todos para ir en procesión a la Biblioteca Municipal, ingeniárnoslas para encontrar los libros que necesitábamos, organizarnos para copiar la información que nos era útil, ponerla en común, uno copiaba, otro dictaba, en fin, un trabajo con todas sus letras. Y al día siguiente, a casa de Gonzalo, ¡que tenía máquina de escribir!… y a darle al dedo índice.

Si decidíamos, en un alarde de complejidad, añadir alguna foto, pues búsqueda en las trojes de revistas antiguas de nuestros padres que estuviesen dispuestas a dejarse mutilar, y si no, y como último recurso, recurriríamos a las dotes artísticas de Pablo y en un abrir y cerrar de ojos tendríamos una pequeña obra de arte en forma de dibujo. ¿Cuántas copias del trabajo hay que hacer? ¿Tenemos papel de calca?….

¡¡¡Dios mío!!!, parece que estoy hablando del siglo pasado ( y en realidad así es). Me produce un vértigo atroz ver como toda esta evolución tecnológica ha ocurrido en un suspiro y nos ha facilitado la labor a alumnos y profesores.

También debo decir que me sorprende negativamente que el resultado, refiriéndome al aprovechamiento de todas estas nuevas herramientas por parte de los alumnos, no haya desembocado en un plantel de cerebritos y alumnos brillantes. ¿Es que quizá se les exige más ahora que antes? No lo creo. Entonces, ¿dónde está el problema? En mi modesta opinión, creo que la vorágine de avances en la tecnología nos ha pillado un poco fuera de juego y no hemos sido capaces de canalizar esa enorme fuente de ventajas y su enorme potencial para sacarle todo el provecho que se hubiera podido en materia educativa.

Hoy en día, los chicos que han nacido y crecido en la “era tecnológica” están a años luz por delante de la mayoría de los profesores en el conocimiento de las nuevas tecnologías, por ello pienso que es fundamental que para exprimir todo el posible jugo a las herramientas que esta era nos brinda, los docentes deben ponerse manos a la obra de forma masiva, adaptándose, formándose y valiéndose de esos nuevos recursos para conseguir sus objetivos didácticos। Tenemos esa tremenda responsabilidad y la tenemos que cumplir.

Autor: Mariano del Valle.

Una ley para la educación 2.0

La Consejería de Educación y Ciencia de Castilla la Mancha ha habilitado un Blog en el que facilita a toda la comunidad educativa el debate sobre el Documento de Bases para la nueva Ley de Educación de Castilla-La Mancha: http://edu.jccm.es/leyeducacion/

Entre otros aspectos cabe destacar un apartado relacionado con la educación y las TIC “construir una ley para la educación 2.0” desde el que se plantean algunos interrogantes para iniciar el debate.

CAFETERIA VS COPISTERIA

CAFETERÍA VS COPISTERÍA

Parece mentira que a las alturas en las que andamos de este siglo XXI, en un campus universitario situado en la capital de una de las Comunidades Autónomas más grandes de España se pueda paralizar la actividad del servicio de reprografía por motivo de una avería.

Si, han oído bien “paralizar”, y no exagero al informarles de lo que sucede en el campus universitario de Toledo (conocido como la antigua fábrica de armas).

Todas las semanas sucede algo en el servicio de reprografía de este campus, averías, retrasos, colas interminables para poder fotocopiar algún apunte, pérdida de tiempo, etc.

Y no pretendo culpar a los pobres empleados de este servicio, no, pero si abrir los ojos a directores, coordinadores, y todo aquel responsable que se encargue del suministro y mantenimiento.

En nuestro campus universitario, se ha dado más importancia a la cafetería que a la copistería o reprografía ¿no es así?. Mi pregunta es: ¿por qué a un campus que acoge a varias carreras universitarias se le ha dotado de una nueva, amplia, luminosa, ágil, espléndida, moderna… ¡MAGNÍFICA!, en una palabra, cafetería, y no se ha tenido en cuenta la pobre, pequeña, mal situada, lejana, fría, poco acogedora, lenta, averiada, agobiante y ¡HORRIBLE! Reprografía?

¿Monopolio en el negocio tal vez?, ¿dejadez?, ¿desgana?, ¿abandono?…
Como alumna de este campus universitario, y como clienta de este servicio de reprografía me quejo en mi nombre, y en el de muchos/as de mis compañeros que al igual que yo, han tenido y tienen que aguantar una situación, en la que, se ven obligados a agolparse y sufrir una agobiante y vergonzosa situación cada día para conseguir fotocopias, ese elemento imprescindible hoy por hoy en la carpeta de un estudiante…

Pero, la queja no va encaminada sola y únicamente al poco espacio, a los pocos metros destinados a este servicio, no, también va dirigida a la falta de personal, las horas de espera, las averías, la poca bajada de precios… en general el abuso al que estamos sometidos.

Me quejo así, de la falta de atención y abandono de un servicio que, aunque debería ser más importante en una universidad que la cafetería, ocupa únicamente, el espacio que en ésta, se ha destinado a los WC.
¿Es como para pensarlo no? Pues eso deberían hacer los responsables, pensarlo………. Pero no durante mucho tiempo, porque ¡¡¡¡¡¡¡ llevamos así más de 3 años!!!!!! ¡QUEREMOS SOLUCIONES!

Marta Peces Ruiz
alumna de tercero de primaria

¿La Web 2.0 es realmente la web social?

La web 2.0 y las redes sociales

Vídeo desde Educastur.

Presentación de: carloscaicedo

Presentación de Jordi Graells , Jefe del Servicio de Difusión del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya

Esta presentación forma parte de un trabajo para la materia Negocios electrónicos dentro de la Especialización en Gerencia en Informática Organizacional de la Universidad Icesi, Colombia

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