Las TIC en la escuela: ¿las TIC pueden llegar a aminorar el fracaso escolar?

El modo en que las personas vivimos, aprendemos, trabajamos y nos relacionamos está cambiando con bastante rapidez. Tal vez la aparición de las nuevas tecnologías sea el indicador más potente de este rápido cambio social.
La escuela no puede ser ajena a este fenómeno digital, es decir, ha de incorporar todas aquellas tecnologías que favorezcan el aprendizaje de los alumnos, transformando la información y la comunicación en aprendizaje y conocimiento.
Está claro que toda esta tecnología para ser utilizada pedagógicamente necesita de un profesorado competente. Por ello, creo que sería necesaria la realización de bastantes cursos formativos, donde todo el personal docente reciba tanto formación técnica como metodológica sobre el uso didáctico de las nuevas tecnologías, ya que si los docentes no tuvieran un conocimiento mínimo acerca del uso y manejo de todos estos “aparatos” ni supieran defenderse en los aspectos más básicos, sería un caos total.
Aunque haya mucha tecnología, lo más importante para la mejora de la calidad educativa es la figura del profesor y la metodología que éste desarrolla en el aula, puesto que el tipo de actividades que llevan a cabo los alumnos, por ejemplo, con los ordenadores o con otros medios tecnológicos, depende totalmente de las decisiones concretas que tome el profesor al respecto.
Por otro lado, debemos saber que la tecnología no sólo ha transformado el entorno físico del aula, sino también la actitud de los alumnos hacia el aprendizaje, ya que ha supuesto una motivación e interés especial, mejorando así su rendimiento académico y la formación en valores, tan reclamada actualmente.
Me gustaría detenerme en estos aspectos, dado que hace varias semanas tuve la ocasión de leer un artículo bastante interesante, aunque no muy reciente, donde me sorprendió bastante la celebración de un debate: “Fracaso Escolar ¿Las TIC pueden minorizarlo?”, dirigido por Jordi Adell (educador) e incluido en el VI Encuentro Internacional Educared 2011 escolar.
Adell concluyó vehementemente: “La realidad del fracaso escolar es que afecta a todos los agentes del sistema educativo. Hay que tomar las TIC como una herramienta más que nos ayude a encontrar la mejor manera de que el fracaso disminuya”.
¿Vosotros qué pensáis? ¿Creéis que las TIC pueden aminorar el fracaso escolar?
Esta cuestión parece que es de especial importancia y hace que nos paremos a pensar y a reflexionar acerca de ello…
Yo, personalmente creo que, de algún modo, las TIC sí que influyen en el fracaso escolar, pudiendo llegar a reducirlo. La nueva tecnología propicia que la educación en la escuela sea una educación abierta al mundo, al mismo tiempo que potencia el aprendizaje visual de los alumnos y aumenta su participación, motivación y creatividad. Además, todo esto permite al profesorado crear clases más atractivas y documentadas que les reportarán mejores resultados.
Generalmente, las TIC ofrecen multitud de recursos que permiten aprender jugando, evitando así la causa más habitual del fracaso escolar: el aburrimiento, y haciendo al alumnado protagonista de su propio aprendizaje.
Otro aspecto a destacar sería la mejora de la comunicación familia-escuela, la cual también puede ser planteada como una buena estrategia para la prevención del fracaso escolar debido a la existencia de herramientas que optimizan la comunicación de la comunidad educativa (correo electrónico, blogs, plataformas virtuales, etc.).
Para finalizar, es importante tener en cuenta que evidentemente esta tecnología, por sí sola, sin un modelo pedagógico, no genera mejoras automáticas en lo que aprenden los estudiantes, pero sí aumenta su curiosidad por aprender, motivación y autoestima, entre otros.
Datos personales:
María Cuena del Agua
Estudiante de Educación Infantil 2ºA
Universidad de Castilla – La Mancha (Campus de Toledo)
e-mail de contacto: Maria.Cuena@alu.uclm.es

El niño, valor por excelencia

Tanto Platón como Aristóteles escribieron sobre la infancia. Sus puntos de vista siguen hoy vigentes en la idea de las diferencias individuales ante una misma educación.
Platón sostenía que los niños nacen dotados de habilidades específicas que su educación puede y debe potenciar. Aristóteles, por su parte, propuso métodos de observación del comportamiento infantil, que fueron precursores de los que hoy aplican los investigadores.
Durante muchos siglos, apenas hubo interés por el estudio del niño, al que se veía como un adulto en miniatura, hasta que en el siglo XVIII el filósofo suizo Jean- Jacques Rousseau hizo eco de las opiniones de Platón, postulando que los niños deberían ser libres para expresar sus energías y desarrollar así sus talentos especiales. Esta perspectiva sugiere que el desarrollo normal debe tener lugar en un ambiente de apoyo. Por ello es de suma importancia que el niño sea contemplado en sus primeros años en el hogar y la escuela.
A esos pequeños –hijos, alumnos– que oyen cosas, dicen cosas… hay que prestarles atención, cariño, comprensión y, ante todo, saber o recordar que la naturaleza dota a los seres humanos de momentos únicos, de etapas de especial receptividad y capacidad para determinados aprendizajes, sobre todo para el desarrollo psico-evolutivo, pasadas las cuales es sumamente difícil, por no decir imposible, dar marcha atrás para recuperarlos.
Dichos momentos vienen secuenciados, de forma que la pedagogía debería estar muy atenta, no sólo a su aparición, que suele ser espontánea, sino a su estimulación y total aprovechamiento.
Así, por ejemplo, si a ellos –los niños tan dados al movimiento, a la espontaneidad, a la creatividad– se les exige de forma dictatorial una férrea disciplina que los mantenga alejados de sus intereses naturales –entre ellos, y muy importante, el juego como expresión de su vida interior y de su vida en desarrollo– posiblemente los estemos mutilando e impidiendo su natural forma de entender el mundo y cuanto los rodea.
De igual forma, si no estamos atentos, si no propiciamos sus ingenuas pero lógicas manifestaciones, los estaremos condenando a una visión disparatada de las cosas, porque las perspectivas desde las que los pequeños dimensionan todo, pero muy especialmente el lenguaje, es, la mayoría de las veces, ignorada, o lo que es peor, mal interpretada por los mayores.
De ahí la importancia de dedicar un breve apartado al conocimiento del desarrollo del lenguaje en los niños.

SI UN NIÑO…
• Si un niño vive criticado… aprende a condenar.
• Si un niño vive en un ambiente de hostilidad… aprende a pelear
• Si un niño vive avergonzado… aprende a sentirse culpable.
• Si un niño vive con tolerancia… aprende a ser paciente.
• Si un niño vive estimulado… aprende a confiar en sí mismo.
• Si un niño vive apreciado… aprende a apreciar.
• Si un niño vive en un ambiente de equidad y justicia… aprende a ser justo.
• Si un niño vive sintiendo seguridad… aprende a tener fe.
• Si un niño vive con aprobación… aprende a quererse y a estimarse.
• Si un niño vive atemorizado y ridiculizado… aprende a ser tímido.
• Si un niño vive compadecido… aprende a tener lástima.
• Si un niño vive donde hay celos… aprende a sentirse culpable.
• Si un niño vive elogiado… aprende a apreciar.
• Si un niño vive con reconocimiento… aprende a tener buenas metas.
• Si un niño vive en un ambiente de honradez… aprende a ser honrado y a conocer la verdad.
• Si un niño vive amado… aprende a amar a los que lo rodean.
• Si un niño vive en un ambiente de amistad… aprende que el mundo es un lugar agradable para vivir… y lo más importante es que va a contribuir a hacer este ideal.
Y algo más:
• Enseñarás a volar pero no volarán tu vuelo.
• Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
• Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
• Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, piensen, sueñen, canten, vivan…
• Estará la semilla del camino enseñado y aprendido.
Beatriz Caro Sánchez 2º Educación Primaria A