Textos utópicos

Textos utópicos hispanos de la primera modernidad

No son muchos las obras que contienen elementos que se pueden calificar de utópicos. A continuación se presenta un elenco de ellos, con su descripción.

El villano del Danubio

Antonio de Guevara (1480-1545), en Libro áureo de Marco Aurelio (1528), capítulos XXXI-XXXII (enlace al texto)

En él se cuenta cómo un rústico procedente de Germania se presenta ante el Emperador Marco Aurelio para quejarse de la terrible situación a la que está sometido su pueblo por parte de la dominación romana, y sobre todo por su rigor y rapacidad. Es en este punto de la narración cuando se insertan algunos rasgos utópicos, pues el Villano rememora cuánto mejor era el estilo de vida sencillo previo a la llegada de los invasores de lejanas tierras.

El rey Polidoro

Alfonso de Valdés (ca. 1490-1532), en Diálogo de Mercurio y Carón (1528), libro segundo (enlace al texto)

Nada más pasar a la vida eterna, el rey Polidoro cuenta a Mercurio y Caronte cómo, de ser un rey mediocre y decepcionante, como tantos de su época, se convirtió en una bendición de prosperidad para su reino. La pintura del gobierno de Polidoro está a mitad de camino entre la Utopía moreana y la Institución de un príncipe cristiano de Erasmo. El origen de la felicidad del reino está en la conversión espiritual de Polidoro. La transformación personal de Polidoro, que en el caso de un rey no puede desligarse de su función pública, trae consigo la transformación del reino, con excelentes consecuencias, en la línea erasmiana de “como sea el príncipe, así será el reino”.

Sueños del viaje a la luna y a América

Juan Maldonado (1485-1554) en Somnium (1532), publicado en Maldonati quaedam opuscula nunc primum in lucem edita, 1541 (enlace a la edición de 1549). Existe traducción castellana en Miguel Avilés, Sueños ficticios y lucha ideológica, Madrid: Editora Nacional, 1981.

En el curso de un sueño, Maldonado hace un viaje hasta la Luna con algunos ecos evidentes del Somnium Scipionis. Allí es conducido a una ciudad lunar, cuyas casas en torno a la plaza son idénticas y simétricas. La construcción es toda excepcional, con materiales nobles que recuerdan a la Nueva Jerusalén del Apocalipsis y con un plan urbanístico frecuente en los escritos utópicos. Destaca la posición central del templo y la maravilla de su ejecución. Describe detalladamente los cortejos del rey y de la reina, que le causan gran asombro. Finalmente, vuelve a la Tierra, en concreto a una ciudad de América. Allí conversa con los lugareños, que son cristianos. Sus evangelizadores, llegados diez años antes, en tres meses habían acabado matándose entre ellos o consumidos por la crápula, pero a pesar de ello la semilla de la fe había arraigado en aquel lugar. Se trata de un pueblo incorrupto que le acoge con regocijo, pues sus moradores esperan poder mejorar el cumplimiento de su religión, gracias al visitante. Maldonado accede a visitar su iglesia, observar los ritos y escuchar la descripción de sus costumbres. Como los habitantes son ejemplares, el viajero queda edificado.

Viaje de Turquía

Anónimo (ca. 1556-1558) (ficha de Dialogyca)

El anónimo diálogo en que Pedro de Urdimalas, Juan de Voto a Dios y Mátalas Callando relatan sus experiencias sobre Turquía ha sido interpretado por algunos estudiosos como una evocación de una Turquía idealizada que genera un contraste vecino a la utopía, tanto más cuanto que se produce en el contexto de un viaje a un sitio ignoto para el destinatario de la obra.